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jueves, 31 de octubre de 2013

A 50 años de la publicación de la novela "Rayuela" de Julio Cortázar

"Rayuela": juegue para recordar la obra de Cortázar

 Viernes, 28 de junio de 2013

LA HERENCIA

Rayuela y en general, la obra de Cortázar, ha marcado ya a varias generaciones de autores argentinos. BBC Mundo pidió a tres jovenes escritoras del país su punto de vista sobre la herencia de Rayuela y su validez medio siglo después de su publicación.

"Rayuela" no se acaba nunca
Ana Quiroga
Ana Quiroga
En el silencio de la intimidad, un espíritu joven que anhela encontrar las palabras que lo vuelvan escritor, deambula afiebrado por las líneas de Rayuela y se deja llevar de la mano por el barrio latino de París, en un viaje iniciático al universo Maga, a la enumeración infinita de escritores y calles, y temas de jazz, y filósofos y artistas, y lejanas ciudades latinoamericanas y europeas, cayendo de continuo en las excepciones, convenciéndose de que el mundo se abre en unas páginas y que ya no volverá a ser quien fue.
Cada nueva lectura, cada nuevo lector, incluido el lector-hembra, estrenará pasiones, regresará a sus recuerdos, percibirá la furia y la nostalgia, se exasperará "con piel y pelo y baba y quejas" y se arrepentirá con vergüenza por lo que otros hicieron.
Y en otra mirada a este libro que es muchos, aunque esencialmente dos, habrá quien empiece por el capítulo 73 y encuentre que la única "verdad posible tiene que ser invención, es decir escritura, literatura" y creerá ver aplacadas el ansia de gloria y las tendencias intelectuales.
No se acabará nunca "Rayuela" como la fiesta en París que no se acaba nunca, y el libro seguirá brindando alusiones para desesperarse, en un incesante exhibicionismo de la memoria asociativa, en un intento por volver al lector "obligadamente cómplice" al murmurarle, con términos desconocidos, rumbos más esotéricos.

El juego de "Rayuela" comienza con el Tablero de dirección y continúa con el quiebre de las frases y las estructuras, los saltos del lenguaje y las interpolaciones, la fluidez de una prosa en la que hay lugar, incluso, para las jitanjáforas: "apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias" y el lector, también extrayuxtado, se ríe con la risa de la Maga.

Artículo completo en BBC Mundo