Adiós a Susana Silvestre
Cuando desde la SEA la llamamos para pedirle su adhesión a la campaña por la Pensión para los Escritores, Susana no dudó un instante y envío por correo su más ferviente apoyo a la causa.
Pudimos verla en persona antes de terminar el año 2007, aquí en la SEA, sobreponiéndose a los dolores de un cáncer terminal, sin abandonar la sonrisa ni el buen humor.
Justamente, al terminar el 2007 había ganado nada menos que el premio Casa de las Américas, por la novela Mil y una, recreación argentina y contemporánea de la saga de Sherezade, del Decamerón y de los no menos clásicos Cuentos de Canterbury.
Como ella solía decir, pudo publicar cuentos y novelas en importantes sellos argentinos hasta 1995, año en que sobrevino la brutal concentración y el achicamiento del mercado editorial del país, seguida de una preceptiva “global” a los autores, para que escribieran pensando en un público “más amplio”.
Como Susana Silvestre era una autora, una creadora de verdad, se resistió al adocenamiento que querían imponerle. Y la victoria fue ese premio Casa que obtuvo el año pasado, con una hermosa novela que ahora sí, tal vez, consiga la distribución y la prensa que se merece.
El pasado domingo 2 de marzo, el agravamiento de su enfermedad y el dolor corporal, insoportable, la llevaron a quitarse la vida.
Las Escritoras y Escritores de la Argentina –sin excepción- lamentamos la pérdida, tan temprana, de Susana Silvestre.
Una cita de la última carta de Van Gogh, carta que fue encontrada en su chaqueta el día de su muerte, contiene el mismo mensaje que nos podría haber enviado a todos Susana Silvestre, antes de partir:
“Finalmente, sólo podemos hacer hablar a nuestras obras.”
COMISIÓN DIRECTIVA DE LA SEA